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Factores que influyen en la composición de nuestra microbiota intestinal

Microbiota y disbiosis

La composición de la microbiota intestinal es dinámica, de manera que varía tanto en el tipo como en la abundancia de las bacterias que la forman a lo largo de la vida.

Así, la composición de la microbiota de un recién nacido es incipiente y se ve modificada por diversos factores internos y externos que influyen en su desarrollo durante todas las etapas de la vida, observándose cambios asociados a la edad.

Es decir, la microbiota de un lactante es diferente a la de un niño, un joven, un adulto o una persona anciana. Además de este hecho fisiológico, la composición microbiana de un individuo se ve influenciada por otros factores que pueden alterar el equilibrio de la microbiota intestinal.

Estos factores que provocan la alteración de la composición de la microbiota, o disbiosis, se conocen como disruptores microbianos.

En el contexto de la microbiota intestinal, se entiende por “disbiosis” la situación en la cual el ecosistema microbiano intestinal se ve alterado, provocando el predominio de ciertas bacterias que no son las que se encuentran habitualmente en él o se hallaban en baja proporción. Esto hace que los efectos beneficiosos que se asocian a una microbiota saludable se vean disminuidos, e incluso puedan dar lugar a la aparición de alguna patología.

A título de ejemplo, el predominio de ciertas bacterias intestinales (como algunas del género Clostridium), puede alterar el equilibrio microbiano intestinal e inducir la aparición de diarrea.

Sin embargo, no todos los adultos tienen la misma composición microbiana en su intestino. En este sentido, en los últimos años se ha establecido que la población general se puede agrupar en función de su composición microbiana intestinal, dando lugar a diferentes tipos o grupos que son conocidos como enterotipos.

Aunque se ha observado que estos “enterotipos” se establecen ya en las primeras etapas de vida, más adelante se mostrará además que el hecho de pertenecer a uno u otro enterotipo, depende de diversos factores externos.

Así pues, existen factores que van a influir en el proceso de instauración de la microbiota intestinal, y otros que implicarán alteraciones en su composición de forma posterior, en la vida adulta.

¿Qué factores influyen en la microbiota intestinal?

El desarrollo y la composición de la microbiota intestinal en las primeras etapas de vida puede verse influido por diversos factores. Y de hecho, una “alteración” de forma temprana en el ambiente de la microbiota puede influir en la composición microbiana del adulto y participar en la aparición de ciertas alteraciones crónicas.

Algunos factores influyen de manera positiva en el desarrollo de una microbiota saludable, mientras que otros promueven la disbiosis, es decir, actúan como disruptores microbianos.

 

Microbiota del neonato

Dentro de los diferentes factores que pueden influir en la microbiota, el tipo de parto es uno clave. Un parto por cesárea impide que el neonato sea expuesto a la microbiota vaginal e intestinal materna que sucede de forma natural en un parto vaginal, impidiendo el inóculo inicial bacteriano que sería la base del que desarrollaría en etapas posteriores.

Estos cambios persisten diversos meses posteriores al parto y pueden estar relacionados con patologías en otras etapas de la vida. Así, un parto vaginal promueve una microbiota más saludable en el neonato.

 

Microbiota del lactante

La leche materna contiene especies bacterianas con acción probiótica (bifidobacterias y lactobacilos, entre otros) así como substancias con acción prebiótica, azúcares complejos que promueven el crecimiento selectivo precisamente de estas bacterias.

Así, otro factor crucial para el desarrollo microbiano es la alimentación del neonato con leche materna que favorece el crecimiento de bacterias saludables como las bifidobacterias frente a otras de un carácter más patogénico como los clostridios.

Por tanto, aunque hoy en día las fórmulas infantiles cada vez se asemejan más a la leche materna, aún hoy, la lactancia materna favorece el desarrollo de una microbiota más saludable en el lactante que la leche de fórmula.

 

Factores negativos para la microbiota

Dejando atrás estos dos factores que promueven el correcto desarrollo de la microbiota, parto vaginal y lactancia materna, hay otros factores que van en su detrimento como por ejemplo, el uso de antibióticos en la etapa neonatal.

Si bien son imprescindibles para superar las infecciones bacterianas, en ningún caso deben tomarse sin prescripción médica, ya que su acción también afecta a las bacterias de nuestro intestino y además pueden provocar resistencias a antibióticos si no se toman adecuadamente.

En cualquier caso, la afectación de la colonización bacteriana intestinal puede provocar disbiosis y facilitar el crecimiento de bacterias que predisponen a todo tipo de alteraciones. Su impacto puede persistir durante años.

Además, debe tenerse en cuenta también su exposición indirecta, es decir el uso de antibióticos en una madre gestante o lactante repercutirá también en su hijo. El uso de antibióticos, como es lógico, actúa también como disruptor microbiano en la edad adulta.

Aunque existen otros factores influyentes, es necesario destacar todas aquellas situaciones que provocan estrés al neonato. El estrés perinatal, de hecho, incluye numerosas situaciones a las que debe enfrentarse el nuevo individuo por primera vez y que pueden tener un impacto sobre la microbiota, ya sea de forma transitoria o persistente. 

Tipos de dieta y microbiota

La microbiota del lactante sufre un cambio drástico cuando este inicia la alimentación complementaria e introduce nuevos alimentos, que proveen de nuevos sustratos para las bacterias de su intestino y por tanto modifica su composición.

De hecho, la dieta es uno de los factores más influyentes en la composición de la microbiota intestinal, sobretodo en la edad adulta.

La dieta de los adultos es muy diferente, varía en función de la clase social, ubicación geográfica, religión, edad, modas, etc. Los diferentes patrones dietéticos influyen en la composición de la microbiota de estos individuos.

Por ejemplo, la dieta de una persona de un núcleo rural de África y la de un individuo urbanita de clase social alta en un país desarrollado es muy diferente, por lo que es fácil imaginar que su microbiota también lo será.

En este sentido, los diferentes perfiles microbianos anteriormente mencionados o enterotipos, se han correlacionado claramente con el tipo de dieta consumida:

  • Mientras que un perfil se asocia más a una dieta rica en vegetales y fibra,
  • otro se asocia más al consumo de proteína animal y grasa.
  • Existe un tercer enterotipo que se asocia a un perfil de consumo más mixto.

 

Dieta vegetariana

Las dietas ricas en vegetales (frutas y verduras), en las que se incluyen también las dietas vegetarianas y veganas, aportan una gran cantidad de hidratos de carbono complejos, más comúnmente conocidos como fibras dietéticas. También suelen ser más ricas en alimentos que producen gases.

Estos compuestos no son digeridos por el consumidor, sino que llegan al intestino intactos donde muchos tipos de bacterias de la microbiota pueden utilizarlos como sustratos, es decir, como su alimento, y así permitir una composición más diversa y saludable.

Así mismo, una dieta rica en vegetales suele ser también rica en componentes antioxidantes y pobre en proteínas de origen animal y grasas, hecho que influye aún más en la promoción de una microbiota saludable. A nivel clínico,  una dieta vegetariana puede ayudarnos a tratar casos de estreñimiento o como dieta para divertículos, ya que su alto contenido en fibra la hace recomendable para mejorar estas alteraciones.

 

Dieta con productos fermentados

La inclusión de productos fermentados en la dieta, que es uno de los principales alimentos procesados consumidos, también es clave para una microbiota saludable. Alimentos como el yogur, el vino y la cerveza, entre otros, además de una mayor vida útil y mejora organoléptica respecto al alimento inicial, aportan nutrientes y productos bioactivos adicionales que también influyen en la composición microbiana.

En este sentido, la ingesta de bacterias a través de productos, como los yogures -que contienen las bacterias en su composición final-, también ejercerían una acción promotora de una microbiota saludable.

 

Dieta hiperproteica y otras dietas

Por el contrario, una dieta hiperproteica o rica en proteínas animales y rica en grasas, típica de una dieta occidental actual, basada en un exceso de carne y comida rápida procesada, es consecuentemente deficiente en fibra.

Por todo ello, el balance de consumo general promueve una composición bacteriana alterada que puede incluso estar implicada en el desarrollo de alguna enfermedad.

También debe mencionarse que existen diversas tendencias dietéticas que implican la restricción de la ingesta de ciertos compuestos, como es la dieta sin gluten en el caso de personas con celiaquía o la dieta FODMAP (Fermentable Oligosacárido Disacárido Monosacárido y Polioles), que excluyen en su dieta este tipo de compuestos con el objetivo de mejorar ciertas alteraciones gastrointestinales. Ambas intervenciones, pueden afectar la composición de la microbiota hacia un estado de mayor disbiosis.

En resumen, la microbiota intestinal se ve influenciada por numerosos factores. En primeras etapas de vida, mientras que el uso de antibióticos genera disbiosis intestinal, el parto vaginal y la lactancia materna, promueven una microbiota neonatal saludable. Ya en la edad adulta, la dieta es determinante en la composición de la microbiota, siendo los productos vegetales los que ejercen un efecto más beneficioso. 

Bibliografía

  • Pérez-Cano FJ (2010) Nodrint les nostres defenses. Publicacions i Edicions de la Universitat de Barcelona/Catàlisi. Barcelona (ISBN-10: 8447534324)
  • Tamburini S, Shen N, Wu HC, Clemente JC (2016)-The microbiome in early life: implications for health outcomes. Narure Medicine 22(7): 713-722.
  • Rodríguez-Lagunas MJ, Azagra-Boronat I, Saldaña-Ruíz S, Massot-Cladera M, Rigo-Adrover M, Sabaté-Jofre A, Franch A,  Castell M, Pérez-Cano FJ (2017) Immunomodulatory role of probiotics in early life. In: Recent Advances in Pharmaceutical Sciences VII, 19-34. Research Signpost Trivandrum, Kerala, India (ISBN: 978-81-308-0573-3)

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6 comentarios

  1. Hola, me gustaría saber si el probiótico para la inmunología del adulto puede ser utilizado por una persona recién declarada seropositiva

    1. Buenas Francisca,
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  2. Hola,tengo gases y una hinchazón estomacal brutal, incluso sin comer nada…me están saliendo intolerancias alimentarias y me dan muchos diagnósticos pero nada funciona…podría tomarme el simbiótico como protector y luego elegir el restore o el Ib?cual seria el q mas me funcionaría? Gracias.

    1. La distensión abdominal, los gases, alteraciones del tránsito y constipación o dolor abdominal son síntomas de una alteración de las mucosas intestinales. Si el problema es habitual, esta alteración se hace crónica. IBsolución ayuda en irritaciones intestinales crónicas donde los síntomas se manifiestan en forma de brotes, empeoran con el stress o con cambios en la alimentación y hay alteraciones del tránsito. Se toma una vez al día preferiblemente por la mañana durante al menos 6 semanas. Además de eso, te recomiendo que mantenga una buena hidratación, de 1,5 a 2 litros de agua al día, evitar comidas copiosas, bebidas carbonatadas, masticar y ensalivar correctamente los alimentos y practicar ejercicio regular para ayudar al movimiento correcto intestinal

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